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Foto: Sebasti\u00e1n Arpesella<\/p>\n
ARGENTINA<\/p>\n
Creaci\u00f3n e interpretaci\u00f3n\u00a0Leticia Mazur<\/strong><\/p>\n Exploraci\u00f3n de la danza como lenguaje po\u00e9tico y simb\u00f3lico, como medio de contacto con el propio infinito. Detr\u00e1s de este trabajo est\u00e1 Leticia Mazur, una de las m\u00e1s destacadas figuras de la danza contempor\u00e1nea argentina.<\/strong><\/p>\n \u00abEl tr\u00e1nsito es lento y de un crecimiento cautivante. La fuerza po\u00e9tica que despliega Mazur -una bailarina de una capacidad expresiva \u00fanica- subyuga, hipnotiza, conmueve\u00bb. La Naci\u00f3n.<\/p>\nRESE\u00d1A<\/span> La investigaci\u00f3n de lenguaje para esta obra tiene como foco la capacidad del cuerpo de sumergirse en lo inconsciente. El movimiento est\u00e1 puesto en funci\u00f3n de la b\u00fasqueda de lo indefinible, lo indescifrable, eso que es propio de lo f\u00edsico, emitido y comprendido desde el cuerpo. La lengua<\/em> ahonda en la exploraci\u00f3n de la danza como lenguaje po\u00e9tico y simb\u00f3lico, como medio de contacto con el propio infinito. Su estructura es c\u00edclica, zodiacal. Es a partir de esta b\u00fasqueda hacia lo desconocido que surge la idea de viaje inici\u00e1tico en el cual \u201cel h\u00e9roe\u201d debe enfrentarse a las fuerzas de la oscuridad para ir al encuentro de la totalidad.<\/p>\n<\/div>\nCORE\u00d3GRAFA<\/span> Leticia Mazur es bailarina, actriz, core\u00f3grafa y docente. Comienza su formaci\u00f3n a los 5 a\u00f1os en gimnasia deportiva. Recibe una beca del Performing Arts Research and Training Studios (P.A.R.T.S.), B\u00e9lgica, bajo la direcci\u00f3n de Anne Teresa Dekeersmaeker (Rosas). Su formaci\u00f3n incluye diferentes t\u00e9cnicas de danza, improvisaci\u00f3n, actuaci\u00f3n, canto y yoga. Es co-creadora e int\u00e9rprete de Secreto y Malib\u00fa<\/em> (dirigida por Diana Szeinblum), Guarania M\u00eda<\/em> y Random<\/em> (dirigidas por Carlos Casella), Ouroboro<\/em> (dirigida por Luis Garay), co-directora de Watt<\/em> (junto a In\u00e9s Rampoldi) y directora de Ilusi\u00f3n<\/em> y Madame<\/em>. Trabaja como cor\u00f3grafa en proyectos del interior del pa\u00eds y como int\u00e9rprete con De la Guarda en Villa Villa<\/em>, El Descueve en Patito feo<\/em> y en la obra Alaska<\/em> de D. Szeinblum.<\/p>\n Como actriz en Autom\u00e1ticos<\/em> y Macbeth<\/em> dirigida por Javier Daulte, en Squash <\/em>de Edgardo Cozarinsky, Bi\u00f3nica <\/em>de Willyam Prociuk, La cocina <\/em>dirigida por Alicia Zanca y Los talentos<\/em> de Agust\u00edn Mendilaharzu y Walter Jacob. En cine se la puede ver en Nocturnos<\/em> de Edgardo Cozarinsky, Los quiero a todos<\/em> de Luciano Quilici y Juan y Eva<\/em> de Paula de Luque, entre otras. Participa con sus obras de diversos festivales internacionales en Brasil, Chile, Colombia, M\u00e9xico,<\/p>\n Ecuador, Uruguay, Estados Unidos, Espa\u00f1a, Francia, Singapur y Jap\u00f3n.<\/p>\n Es docente de t\u00e9cnica e improvisaci\u00f3n y recibe los Primeros Premios de Teatro del Mundo, Certamen Metropolitano de Teatro, Fiesta Nacional del Teatro y MacStation Paradigma Digital, adem\u00e1s de subsidios de la Fundaci\u00f3n Antorchas, Instituto Nacional del Teatro y Prodanza.<\/p>\n<\/div>\nPRENSA<\/span> \u00abLeticia Mazur es una exquisita core\u00f3grafa y bailarina de contempor\u00e1neo. Es la que particip\u00f3, por ejemplo, de espect\u00e1culos como\u00a0Secreto y Malib\u00fa, Watt y Alaska<\/em>, en los que desplegaba mundos po\u00e9ticos sumamente intensos, dis\u00edmiles y personales. Hace unos dos a\u00f1os decidi\u00f3 hacer un solo. El resultado, despu\u00e9s de recorrer varios senderos, infinidad de bifurcaciones y de entablar varias asociaciones con otras creadoras (In\u00e9s Rampoldi, Elisa Carrijo, B\u00e1rbara Hang) se llama\u00a0La lengua<\/em>.<\/p>\n La lengua\u00a0<\/em>genera, en muchos sentidos, la sensaci\u00f3n de un viaje por territorios insondables, por micromundos complejos de definir. As\u00ed se arma un recorrido, un todo, por el enigm\u00e1tico mundo de lo femenino, por lo misterioso, por lo \u00edntimo. En la primera escena ella, inm\u00f3vil, asiste a c\u00f3mo otra fuerza u otro persona (\u00bfser\u00e1 un hombre?) desteje una pechera de lana de su babydoll. Cuando concluye esa acci\u00f3n, en cierto sentido parece quedar desnuda. A partir de ese momento comienza a desandar su propio trayecto.<\/p>\n El tr\u00e1nsito es lento y de un crecimiento cautivante. La fuerza po\u00e9tica que despliega Mazur -una bailarina de una capacidad expresiva \u00fanica- subyuga, hipnotiza, conmueve. Cada secuencia de movimiento es notable. Por momentos, dominan los balbuceos, los gestos sin soluci\u00f3n de continuidad, las secuencias que parecen finalizar en el fracaso. Puede ser un m\u00ednimo paso de tap, puede ser un break, puede ser un leve movimiento de extremidades superiores. En la acumulaci\u00f3n de esas levedades construye la po\u00e9tica, su lenguaje, su lengua. En otros momentos, prevalece una fuerza imposible de frenar.<\/p>\n La performance se afirma y constituye en el indiscutible talento de otros creadores. Esa mujer (que, parad\u00f3jicamente, tambi\u00e9n circula por im\u00e1genes de lo masculino) se desplaza todo el tiempo en un espacio de extrema pulcritud dise\u00f1ado por Alicia Leloutre y de Mat\u00edas Send\u00f3n. Ellos son los responsables del arte de esta propuesta, los creadores de la caja que tan bien define al contenido. Lo mismo sucede con el dise\u00f1o sonoro de Alejandro Ter\u00e1n y de Manuel Schaller. De hecho, hay momentos en que esa partitura parece ocupar el rol del core\u00f3grafo. O, dicho de otro modo, los v\u00ednculos internos que hacen a la propuesta son de una extrema solidez (imposible pasar por alto el vestuario de Mar\u00eda Gonz\u00e1lez y el trabajo de de Ana Paula M\u00e9ndez).<\/p>\n Y, claro, Leticia Mazur. La lengua madre de todo esto. La del rostro expuesto. La que busca la palabra. La endeble. La que se esconde. La que desteje su propio mundo para indagar sus zonas m\u00e1s personales\u00bb. Alejandro Cruz. La Naci\u00f3n. 6 de julio de 2012.<\/p>\n \u00abElla baila sola.<\/p>\n Un viaje alucinante, un camino heroico, un descenso al pa\u00eds de las maravillas tenebrosas: perge\u00f1ado durante un encierro voluntario, Leticia Mazur dio forma a La lengua<\/em>, un espect\u00e1culo en el que literalmente baila una trama m\u00e1s all\u00e1 de las palabras, donde las cosas se comprenden por el solo hecho de vivirlas. Un clima hipn\u00f3tico, una puesta notable y un resultado que muestra por qu\u00e9 la danza contempor\u00e1nea puede ser igual de conmocionante que un cuadro abstracto, una melod\u00eda sin letra o el estallido de una palabra en la mente.<\/p>\n Despu\u00e9s de muchos a\u00f1os de bailar por el mundo con los mejores core\u00f3grafos, de estudiar en Bruselas con Anne Teresa de Keersmaekery, y de dirigir hace cinco a\u00f1os Ilusi\u00f3n, su primera obra como directora, Leticia Mazur presenta este a\u00f1o La lengua<\/em>, una obra de madurez en el m\u00e1s ambicioso sentido de la palabra. Rodeada de un equipo de lujo, Mazur cre\u00f3 una m\u00e1quina alucinada en donde cada detalle es precioso y enigm\u00e1tico, y donde hay lugar incluso para el humor y la iron\u00eda; un recorrido de un ritmo perfecto con la m\u00fasica (creada por Alejandro Ter\u00e1n y Manuel Schaller) y la luz (un trabajo de Mat\u00edas Send\u00f3n que lo consagra definitivamente como un artista visual impresionante, a cargo tambi\u00e9n de la escenograf\u00eda junto a Alicia Leloutre) como presencias constantes que estimulan a la protagonista en un viaje por territorios oscuros y reveladores. Y es que La lengua<\/em> podr\u00eda ser una versi\u00f3n muy libre de Laberinto, o la apropiaci\u00f3n moderna del camino del h\u00e9roe de un libro sagrado, incluso la versi\u00f3n electr\u00f3nica de un cuento sufi. Pareciera que Mazur se hubiera sumergido en un bosque interno lleno de monstruos y verdades del que sali\u00f3 con fe y gracia, y que al querer traducirlo en obra no olvid\u00f3 que escucha a Bj\u00f6rk y que los palacios modernos son rascacielos.<\/p>\n No pasa muy seguido que uno se encuentra con una obra que pareciera haberse salido con la suya sin hacer concesiones. Esto ocurre de tanto en tanto; uno sigue la obra de un director, de un escritor o m\u00fasico y de repente, zas, toda la b\u00fasqueda anterior y la experiencia se encuentran en una creaci\u00f3n ejemplar y aut\u00e9ntica que da sentido a todo el recorrido. \u201cFue un proceso muy largo. Mi novio me agarr\u00f3 y me dijo que yo ten\u00eda que hacer un solo. \u00bfYo, un solo? \u00bfQue me miren s\u00f3lo a m\u00ed? No entend\u00eda por d\u00f3nde podr\u00eda hacerlo, no entend\u00eda por qu\u00e9. \u00bfCu\u00e1nto me creo que puedo llegar a mantener el inter\u00e9s?, pensaba. Esa era la primera pregunta: \u00bfc\u00f3mo hacer un solo que fuera honesto y necesario para uno, que no responda al ego? Despu\u00e9s me di cuenta de que lo que me hab\u00eda parecido descabellado era la posibilidad de desplegar un lenguaje personal; si bien siempre una, en las obras que hace, est\u00e1 poniendo su propio lenguaje \u2013m\u00e1s a\u00fan en las obras en las que yo siempre particip\u00e9, que son de creaci\u00f3n colectiva\u2013, nunca est\u00e1 la posibilidad absoluta de libertad, creando e interpretando a la vez. Y cre\u00ed que era un buen momento para hacerlo, una ocasi\u00f3n para preguntarme cosas m\u00e1s personales\u201d, cuenta Mazur.<\/p>\n El proceso creativo tuvo varias etapas. La primera fue de la mano de su amiga y compa\u00f1era en la exquisita y can\u00f3nica Secreto y Malib\u00fa, In\u00e9s Rampoldi. \u201cLas ideas centrales de la obra aparecieron en ese momento. Quer\u00eda que fuese una obra de danza, pero tambi\u00e9n que tuviera mucho de actoral. En La lengua<\/em>, la interpretaci\u00f3n es todo. Quer\u00eda crear una obra en la que fuese necesario ese estado, y no porque me pusiera a hablar o a opinar de cosas; de hecho no sent\u00eda que tuviera algo que decir sobre un tema espec\u00edfico. Empezamos ensayando en lo de In\u00e9s, que da clases de yoga, y us\u00e1bamos todos los elementos que ten\u00edamos a mano; la luz, que estuvo desde el principio como un elemento y una presencia indispensables, era la estufa el\u00e9ctrica de la sala. Con In\u00e9s apareci\u00f3 lo central: la presencia casi constante de la m\u00fasica \u2013que quer\u00edamos que fuera una mezcla de \u00f3pera y dibujito animado\u2013, y la idea del afuera como un misterio.\u201d Como In\u00e9s no pudo seguir dirigi\u00e9ndola, Leticia Mazur se qued\u00f3 casi un a\u00f1o ensayando sola, entrando en un estado de semitrance y autoconocimiento que le dio mucho al sentido general de la pieza. \u201cEntr\u00e9 en un estado de la mente que no conoc\u00eda, tal vez m\u00e1s cercano al que escribe o al que pinta, tomando decisiones desde un lugar en el que no ten\u00e9s que hacerlas conscientes, ni traducirlas, ni compartirlas, ni lograr acuerdo con eso. Muchas veces ensayaba un rato y despu\u00e9s me quedaba dormida en la sala, y despu\u00e9s retomaba. Pasaba de una decisi\u00f3n a otra, no ten\u00eda que estar ni siquiera de acuerdo conmigo misma. Esa fue la investigaci\u00f3n, pero la obra no la pod\u00eda hacer sola.\u201d En ese momento aparece la core\u00f3grafa y bailarina B\u00e1rbara Hang y la dramaturga, directora y actriz Elisa Carricajo, una m\u00e1s abocada al movimiento, a lo est\u00e9tico y visual, y la otra a la dramaturgia, a buscar el sentido de todo lo que Mazur hab\u00eda producido mientras estuvo en la cueva. \u201cNi bien apareci\u00f3 Elisa, me dijo: \u2018Esta obra relata un viaje inici\u00e1tico\u2019. Le puso palabra y conciencia a algo que ya estaba, fue un gran encuentro con ellas dos, y a la vez un alivio que alguien me dijera qu\u00e9 se ve\u00eda desde afuera. De todas formas, siempre mantuve los ensayos sola, con un espejo.\u201d<\/p>\n En La lengua<\/em> hay un breve texto escrito por Carricajo que Mazur dice con la cara escondida detr\u00e1s de una de las paredes de la escenograf\u00eda; el texto aparece cuando uno ya no espera que haya palabra y tal vez, el t\u00edtulo de la obra se vuelva carne en ese momento, cuando la lengua, o la palabra, se perciben como una capa superflua del mundo interior: necesaria, ineludible, pero \u00ednfima ante el verdadero misterio de lo que est\u00e1 vivo. \u201cEn danza es complicado cuando hay texto; muchas veces queda algo a mitad de camino entre danza o teatro; \u00e9se era mi miedo. Yo quer\u00eda que la gente que no suele ver danza pudiera acercarse a la obra, que no se quedara afuera porque el material fuera excesivamente cr\u00edptico. A muchos espectadores les pasa con la danza que necesitan de una historia que se pueda racionalizar, y cuando la danza cede a eso, agregando texto o creando situaciones, muchas veces pierde su centro, queda a mitad de camino; u otras veces se vuelve, por el contrario, muy abstracta. A m\u00ed me encantan las obras de danza que son pura danza, si una obra est\u00e1 bien bailada, no necesito m\u00e1s. Es como pedirle a una poes\u00eda que sea una novela. O a una m\u00fasica sin letra que la tenga. En este caso yo quer\u00eda convencer de algo inexplicable, como esas obras que no sab\u00e9s por qu\u00e9, pero dec\u00eds \u2018s\u00ed, s\u00ed\u2019.\u201d<\/p>\n La lengua<\/em> es un ejemplo de una obra que podr\u00eda ser llamada de danza s\u00f3lo porque tiene a una bailarina impresionante en escena; pero es sobre todo un relato, un viaje que no se detiene nunca, que produce sentido todo el tiempo y que se vale de la palabra, el cuerpo, el espacio, la m\u00fasica y la luz para crear un mundo hipn\u00f3tico al que no se le pide m\u00e1s texto, ni narraci\u00f3n, ni conflicto. Todo est\u00e1 ah\u00ed: danza, teatro o lo que sea\u00bb. Agustina Mu\u00f1oz. P\u00e1gina 12, Radar. 12 de agosto de 2012.<\/p>\n<\/div>\nFICHA ART\u00cdSTICA<\/span> Creaci\u00f3n e interpretaci\u00f3n Leticia Mazur Estreno 8 de junio del 2012, Espacio Callej\u00f3n, Buenos Aires, Argentina Photo: Sebasti\u00e1n Arpesella<\/p>\n ARGENTINA<\/p>\n Created and performed by\u00a0Leticia Mazur<\/strong><\/p>\n This piece explores dance as a poetic and symbolic language and a way of getting touch with infinity itself. Behind this work is Leticia Mazur, one of the most outstanding figures of Argentina\u2019s modern dance scene.<\/strong><\/p>\n \u00abThis work builds slowly, captivating the audience gradually. The poetic power deployed by Mazur \u2013a dancer with an unparalleled expressive ability – overpowers, hypnotizes and moves the audience.\u00bb La Naci\u00f3n<\/p>\nSYNOPSIS<\/span> This work investigates language through the body\u2019s power to submerge itself in the unconscious. The movements drive the search for the indefinable, the undecipherable realm of the physical that emerges from and is understood by the body. La Lengua<\/em> delves deep, exploring dance as a poetic and symbolic language, a way of getting in touch with infinity itself. It has the cyclical structure of the zodiac. Emerging from this drive to know the unknown is the initial journey undertaken by \u201cthe hero,\u201d who must face the forces of darkness in order to encounter the All.<\/p>\n<\/div>\nCHOREOGRAPHER<\/span> Leticia Mazur es bailarina, actriz, core\u00f3grafa y docente. Comienza su formaci\u00f3n a los 5 a\u00f1os en gimnasia deportiva. Recibe una beca del Performing Arts Research and Training Studios (P.A.R.T.S.), B\u00e9lgica, bajo la direcci\u00f3n de Anne Teresa Dekeersmaeker (Rosas). Su formaci\u00f3n incluye diferentes t\u00e9cnicas de danza, improvisaci\u00f3n, actuaci\u00f3n, canto y yoga. Es co-creadora e int\u00e9rprete de Secreto y Malib\u00fa<\/em> (dirigida por Diana Szeinblum), Guarania M\u00eda<\/em> y Random<\/em> (dirigidas por Carlos Casella), Ouroboro<\/em> (dirigida por Luis Garay), co-directora de Watt<\/em> (junto a In\u00e9s Rampoldi) y directora de Ilusi\u00f3n<\/em> y Madame<\/em>. Trabaja como cor\u00f3grafa en proyectos del interior del pa\u00eds y como int\u00e9rprete con De la Guarda en Villa Villa<\/em>, El Descueve en Patito feo<\/em> y en la obra Alaska<\/em> de D. Szeinblum.<\/p>\n Como actriz en Autom\u00e1ticos<\/em> y Macbeth<\/em> dirigida por Javier Daulte, en Squash <\/em>de Edgardo Cozarinsky, Bi\u00f3nica <\/em>de Willyam Prociuk, La cocina <\/em>dirigida por Alicia Zanca y Los talentos<\/em> de Agust\u00edn Mendilaharzu y Walter Jacob. En cine se la puede ver en Nocturnos<\/em> de Edgardo Cozarinsky, Los quiero a todos<\/em> de Luciano Quilici y Juan y Eva<\/em> de Paula de Luque, entre otras. Participa con sus obras de diversos festivales internacionales en Brasil, Chile, Colombia, M\u00e9xico,<\/p>\n Ecuador, Uruguay, Estados Unidos, Espa\u00f1a, Francia, Singapur y Jap\u00f3n.<\/p>\n Es docente de t\u00e9cnica e improvisaci\u00f3n y recibe los Primeros Premios de Teatro del Mundo, Certamen Metropolitano de Teatro, Fiesta Nacional del Teatro y MacStation Paradigma Digital, adem\u00e1s de subsidios de la Fundaci\u00f3n Antorchas, Instituto Nacional del Teatro y Prodanza.<\/p>\n<\/div>\nPRESS<\/span> \u00abLeticia Mazur es una exquisita core\u00f3grafa y bailarina de contempor\u00e1neo. Es la que particip\u00f3, por ejemplo, de espect\u00e1culos como\u00a0Secreto y Malib\u00fa, Watt y Alaska<\/em>, en los que desplegaba mundos po\u00e9ticos sumamente intensos, dis\u00edmiles y personales. Hace unos dos a\u00f1os decidi\u00f3 hacer un solo. El resultado, despu\u00e9s de recorrer varios senderos, infinidad de bifurcaciones y de entablar varias asociaciones con otras creadoras (In\u00e9s Rampoldi, Elisa Carrijo, B\u00e1rbara Hang) se llama\u00a0La lengua<\/em>.<\/p>\n La lengua\u00a0<\/em>genera, en muchos sentidos, la sensaci\u00f3n de un viaje por territorios insondables, por micromundos complejos de definir. As\u00ed se arma un recorrido, un todo, por el enigm\u00e1tico mundo de lo femenino, por lo misterioso, por lo \u00edntimo. En la primera escena ella, inm\u00f3vil, asiste a c\u00f3mo otra fuerza u otro persona (\u00bfser\u00e1 un hombre?) desteje una pechera de lana de su babydoll. Cuando concluye esa acci\u00f3n, en cierto sentido parece quedar desnuda. A partir de ese momento comienza a desandar su propio trayecto.<\/p>\n El tr\u00e1nsito es lento y de un crecimiento cautivante. La fuerza po\u00e9tica que despliega Mazur -una bailarina de una capacidad expresiva \u00fanica- subyuga, hipnotiza, conmueve. Cada secuencia de movimiento es notable. Por momentos, dominan los balbuceos, los gestos sin soluci\u00f3n de continuidad, las secuencias que parecen finalizar en el fracaso. Puede ser un m\u00ednimo paso de tap, puede ser un break, puede ser un leve movimiento de extremidades superiores. En la acumulaci\u00f3n de esas levedades construye la po\u00e9tica, su lenguaje, su lengua. En otros momentos, prevalece una fuerza imposible de frenar.<\/p>\n La performance se afirma y constituye en el indiscutible talento de otros creadores. Esa mujer (que, parad\u00f3jicamente, tambi\u00e9n circula por im\u00e1genes de lo masculino) se desplaza todo el tiempo en un espacio de extrema pulcritud dise\u00f1ado por Alicia Leloutre y de Mat\u00edas Send\u00f3n. Ellos son los responsables del arte de esta propuesta, los creadores de la caja que tan bien define al contenido. Lo mismo sucede con el dise\u00f1o sonoro de Alejandro Ter\u00e1n y de Manuel Schaller. De hecho, hay momentos en que esa partitura parece ocupar el rol del core\u00f3grafo. O, dicho de otro modo, los v\u00ednculos internos que hacen a la propuesta son de una extrema solidez (imposible pasar por alto el vestuario de Mar\u00eda Gonz\u00e1lez y el trabajo de de Ana Paula M\u00e9ndez).<\/p>\n Y, claro, Leticia Mazur. La lengua madre de todo esto. La del rostro expuesto. La que busca la palabra. La endeble. La que se esconde. La que desteje su propio mundo para indagar sus zonas m\u00e1s personales\u00bb. Alejandro Cruz. La Naci\u00f3n. 6 de julio de 2012.<\/p>\n \u00abElla baila sola.<\/p>\n Un viaje alucinante, un camino heroico, un descenso al pa\u00eds de las maravillas tenebrosas: perge\u00f1ado durante un encierro voluntario, Leticia Mazur dio forma a La lengua<\/em>, un espect\u00e1culo en el que literalmente baila una trama m\u00e1s all\u00e1 de las palabras, donde las cosas se comprenden por el solo hecho de vivirlas. Un clima hipn\u00f3tico, una puesta notable y un resultado que muestra por qu\u00e9 la danza contempor\u00e1nea puede ser igual de conmocionante que un cuadro abstracto, una melod\u00eda sin letra o el estallido de una palabra en la mente.<\/p>\n Despu\u00e9s de muchos a\u00f1os de bailar por el mundo con los mejores core\u00f3grafos, de estudiar en Bruselas con Anne Teresa de Keersmaekery, y de dirigir hace cinco a\u00f1os Ilusi\u00f3n, su primera obra como directora, Leticia Mazur presenta este a\u00f1o La lengua<\/em>, una obra de madurez en el m\u00e1s ambicioso sentido de la palabra. Rodeada de un equipo de lujo, Mazur cre\u00f3 una m\u00e1quina alucinada en donde cada detalle es precioso y enigm\u00e1tico, y donde hay lugar incluso para el humor y la iron\u00eda; un recorrido de un ritmo perfecto con la m\u00fasica (creada por Alejandro Ter\u00e1n y Manuel Schaller) y la luz (un trabajo de Mat\u00edas Send\u00f3n que lo consagra definitivamente como un artista visual impresionante, a cargo tambi\u00e9n de la escenograf\u00eda junto a Alicia Leloutre) como presencias constantes que estimulan a la protagonista en un viaje por territorios oscuros y reveladores. Y es que La lengua<\/em> podr\u00eda ser una versi\u00f3n muy libre de Laberinto, o la apropiaci\u00f3n moderna del camino del h\u00e9roe de un libro sagrado, incluso la versi\u00f3n electr\u00f3nica de un cuento sufi. Pareciera que Mazur se hubiera sumergido en un bosque interno lleno de monstruos y verdades del que sali\u00f3 con fe y gracia, y que al querer traducirlo en obra no olvid\u00f3 que escucha a Bj\u00f6rk y que los palacios modernos son rascacielos.<\/p>\n No pasa muy seguido que uno se encuentra con una obra que pareciera haberse salido con la suya sin hacer concesiones. Esto ocurre de tanto en tanto; uno sigue la obra de un director, de un escritor o m\u00fasico y de repente, zas, toda la b\u00fasqueda anterior y la experiencia se encuentran en una creaci\u00f3n ejemplar y aut\u00e9ntica que da sentido a todo el recorrido. \u201cFue un proceso muy largo. Mi novio me agarr\u00f3 y me dijo que yo ten\u00eda que hacer un solo. \u00bfYo, un solo? \u00bfQue me miren s\u00f3lo a m\u00ed? No entend\u00eda por d\u00f3nde podr\u00eda hacerlo, no entend\u00eda por qu\u00e9. \u00bfCu\u00e1nto me creo que puedo llegar a mantener el inter\u00e9s?, pensaba. Esa era la primera pregunta: \u00bfc\u00f3mo hacer un solo que fuera honesto y necesario para uno, que no responda al ego? Despu\u00e9s me di cuenta de que lo que me hab\u00eda parecido descabellado era la posibilidad de desplegar un lenguaje personal; si bien siempre una, en las obras que hace, est\u00e1 poniendo su propio lenguaje \u2013m\u00e1s a\u00fan en las obras en las que yo siempre particip\u00e9, que son de creaci\u00f3n colectiva\u2013, nunca est\u00e1 la posibilidad absoluta de libertad, creando e interpretando a la vez. Y cre\u00ed que era un buen momento para hacerlo, una ocasi\u00f3n para preguntarme cosas m\u00e1s personales\u201d, cuenta Mazur.<\/p>\n El proceso creativo tuvo varias etapas. La primera fue de la mano de su amiga y compa\u00f1era en la exquisita y can\u00f3nica Secreto y Malib\u00fa, In\u00e9s Rampoldi. \u201cLas ideas centrales de la obra aparecieron en ese momento. Quer\u00eda que fuese una obra de danza, pero tambi\u00e9n que tuviera mucho de actoral. En La lengua<\/em>, la interpretaci\u00f3n es todo. Quer\u00eda crear una obra en la que fuese necesario ese estado, y no porque me pusiera a hablar o a opinar de cosas; de hecho no sent\u00eda que tuviera algo que decir sobre un tema espec\u00edfico. Empezamos ensayando en lo de In\u00e9s, que da clases de yoga, y us\u00e1bamos todos los elementos que ten\u00edamos a mano; la luz, que estuvo desde el principio como un elemento y una presencia indispensables, era la estufa el\u00e9ctrica de la sala. Con In\u00e9s apareci\u00f3 lo central: la presencia casi constante de la m\u00fasica \u2013que quer\u00edamos que fuera una mezcla de \u00f3pera y dibujito animado\u2013, y la idea del afuera como un misterio.\u201d Como In\u00e9s no pudo seguir dirigi\u00e9ndola, Leticia Mazur se qued\u00f3 casi un a\u00f1o ensayando sola, entrando en un estado de semitrance y autoconocimiento que le dio mucho al sentido general de la pieza. \u201cEntr\u00e9 en un estado de la mente que no conoc\u00eda, tal vez m\u00e1s cercano al que escribe o al que pinta, tomando decisiones desde un lugar en el que no ten\u00e9s que hacerlas conscientes, ni traducirlas, ni compartirlas, ni lograr acuerdo con eso. Muchas veces ensayaba un rato y despu\u00e9s me quedaba dormida en la sala, y despu\u00e9s retomaba. Pasaba de una decisi\u00f3n a otra, no ten\u00eda que estar ni siquiera de acuerdo conmigo misma. Esa fue la investigaci\u00f3n, pero la obra no la pod\u00eda hacer sola.\u201d En ese momento aparece la core\u00f3grafa y bailarina B\u00e1rbara Hang y la dramaturga, directora y actriz Elisa Carricajo, una m\u00e1s abocada al movimiento, a lo est\u00e9tico y visual, y la otra a la dramaturgia, a buscar el sentido de todo lo que Mazur hab\u00eda producido mientras estuvo en la cueva. \u201cNi bien apareci\u00f3 Elisa, me dijo: \u2018Esta obra relata un viaje inici\u00e1tico\u2019. Le puso palabra y conciencia a algo que ya estaba, fue un gran encuentro con ellas dos, y a la vez un alivio que alguien me dijera qu\u00e9 se ve\u00eda desde afuera. De todas formas, siempre mantuve los ensayos sola, con un espejo.\u201d<\/p>\n En La lengua<\/em> hay un breve texto escrito por Carricajo que Mazur dice con la cara escondida detr\u00e1s de una de las paredes de la escenograf\u00eda; el texto aparece cuando uno ya no espera que haya palabra y tal vez, el t\u00edtulo de la obra se vuelva carne en ese momento, cuando la lengua, o la palabra, se perciben como una capa superflua del mundo interior: necesaria, ineludible, pero \u00ednfima ante el verdadero misterio de lo que est\u00e1 vivo. \u201cEn danza es complicado cuando hay texto; muchas veces queda algo a mitad de camino entre danza o teatro; \u00e9se era mi miedo. Yo quer\u00eda que la gente que no suele ver danza pudiera acercarse a la obra, que no se quedara afuera porque el material fuera excesivamente cr\u00edptico. A muchos espectadores les pasa con la danza que necesitan de una historia que se pueda racionalizar, y cuando la danza cede a eso, agregando texto o creando situaciones, muchas veces pierde su centro, queda a mitad de camino; u otras veces se vuelve, por el contrario, muy abstracta. A m\u00ed me encantan las obras de danza que son pura danza, si una obra est\u00e1 bien bailada, no necesito m\u00e1s. Es como pedirle a una poes\u00eda que sea una novela. O a una m\u00fasica sin letra que la tenga. En este caso yo quer\u00eda convencer de algo inexplicable, como esas obras que no sab\u00e9s por qu\u00e9, pero dec\u00eds \u2018s\u00ed, s\u00ed\u2019.\u201d<\/p>\n La lengua<\/em> es un ejemplo de una obra que podr\u00eda ser llamada de danza s\u00f3lo porque tiene a una bailarina impresionante en escena; pero es sobre todo un relato, un viaje que no se detiene nunca, que produce sentido todo el tiempo y que se vale de la palabra, el cuerpo, el espacio, la m\u00fasica y la luz para crear un mundo hipn\u00f3tico al que no se le pide m\u00e1s texto, ni narraci\u00f3n, ni conflicto. Todo est\u00e1 ah\u00ed: danza, teatro o lo que sea\u00bb. Agustina Mu\u00f1oz. P\u00e1gina 12, Radar. 12 de agosto de 2012.<\/p>\n<\/div>\nCREDITS<\/span> Creaci\u00f3n e interpretaci\u00f3n Leticia Mazur<\/strong><\/p>\n Espacio y luz Alicia Leloutre y Mat\u00edas Send\u00f3n<\/strong><\/p>\n M\u00fasica Alejandro Ter\u00e1n y Manuel Schaller<\/strong><\/p>\n Vestuario Mar\u00eda Gonz\u00e1lez<\/strong><\/p>\n Tejido Ana Paula M\u00e9ndez<\/strong><\/p>\n Fotos Sebasti\u00e1n Arpesella<\/strong><\/p>\n Dise\u00f1o Gr\u00e1fico Pablo Sternbach<\/strong><\/p>\n Producci\u00f3n Laura Mazur<\/strong><\/p>\n Asistente de escenario Leandro Orellano<\/strong><\/p>\n Supervisi\u00f3n dramat\u00fargica y texto Elisa Carricajo<\/strong><\/p>\n Participaci\u00f3n creativa In\u00e9s Rampoldi y Rafael Ferro<\/strong><\/p>\n Co-direcci\u00f3n Elisa Carricajo y B\u00e1rbara Hang<\/strong><\/p>\n Direcci\u00f3n general Leticia Mazur<\/strong><\/p>\n Realizada mediante un subsidio de Prodanza <\/strong>y con el apoyo del Instituto Nacional del Teatro<\/strong><\/p>\n<\/div>\n Premiere\u00a0June 8th, 2012, Callej\u00f3n Space, Buenos Aires, Argentina<\/strong><\/p>\n Length 45 minutos<\/strong><\/p>\n <\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" La investigaci\u00f3n de lenguaje para esta obra tiene como foco la capacidad del cuerpo de sumergirse en lo inconsciente. El movimiento est\u00e1 puesto en funci\u00f3n de la b\u00fasqueda de lo indefinible, lo indescifrable, eso que es propio de lo f\u00edsico, emitido y comprendido desde el cuerpo.This work investigates language through the body\u2019s power to submerge itself in the unconscious. The movements drive the search for the indefinable, the undecipherable realm of the physical that emerges from and is understood by the body.
\n<\/strong>Espacio y luz Alicia Leloutre y Mat\u00edas Send\u00f3n
\n<\/strong>M\u00fasica Alejandro Ter\u00e1n y Manuel Schaller
\n<\/strong>Vestuario Mar\u00eda Gonz\u00e1lez
\n<\/strong>Tejido Ana Paula M\u00e9ndez
\n<\/strong>Fotos Sebasti\u00e1n Arpesella
\n<\/strong>Dise\u00f1o Gr\u00e1fico Pablo Sternbach
\n<\/strong>Producci\u00f3n Laura Mazur
\n<\/strong>Asistente de escenario Leandro Orellano
\n<\/strong>Supervisi\u00f3n dramat\u00fargica y texto Elisa Carricajo
\n<\/strong>Participaci\u00f3n creativa In\u00e9s Rampoldi y Rafael Ferro
\n<\/strong>Co-direcci\u00f3n Elisa Carricajo y B\u00e1rbara Hang
\n<\/strong>Direcci\u00f3n general Leticia Mazur
\n<\/strong>Realizada mediante un subsidio de Prodanza <\/strong>y con el apoyo del Instituto Nacional del Teatro<\/strong><\/p>\n<\/div>\n
\n<\/strong>Duraci\u00f3n 45 minutos<\/strong><\/p>\n<\/p>\n